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Día de la Vírgen de Luján

El lunes 8 de mayo, la Iglesia Católica celebrará el Día de la Virgen de Luján, festividad que todos los años genera una gran convocatoria y peregrinación hacia la Basílica situada en la ciudad homónima, a 70 km al oeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Fue en 1887 cuando el entonces Papa León XXII coronó a la Virgen como “Nuestra Señora de Luján”, y la consagró como la virgen patrona de la República Argentina y también de las rutas, de la Policía Federal y de los Ferrocarriles argentinos.

¿Cuál fue el milagro de la Virgen de Luján?
La Historia de la Vírgen de Luján se remonta al año 1630, cuando un hacendado portugués que vivía en Santiago del Estero le pidió a un compatriota que le enviara desde Brasil una imagen de la Inmaculada Concepción de María.

Su amigo le envió dos imágenes que fueron colocadas en carretas al llegar al puerto de Buenos Aires. Uno de los vehículos se detuvo inexplicablemente en el partido de Pilar, a orillas del Río Luján.

Pese a que los conductores vaciaron la carreta casi en su totalidad, la misma solo avanzaba cuando la caja con la imagen de la Virgen era bajada. Entonces, llegaron a la conclusión de que la Virgen quería quedarse en esa orilla.

Cuando la historia se difundió entre los vecinos, decidieron llevar la imagen, realizada en arcilla y de 38 centímetros de altura, a la capilla más cercana. Durante los años que estuvo instalada allí, recibió como ofrendas piezas de lana y ganado vacuno, por lo que se la llamó “la Virgen Gaucha”.

La imagen fue trasladada en 1904 hacia la Basílica de Luján. Sin embargo, el centro religioso se consideró inaugurado recién el 4 de diciembre de 1910, cuando el obispo de La Plata, Monseñor Juan Nepomuceno, lideró el acto de bendición del interior del edificio.

La Basílica recibió el título oficial como tal el 15 de noviembre de 1930, otorgado por la Santa Sede y al celebrar Tricentenario de la Virgen de Luján.

La peregrinación hacia la Basílica de Luján es generalmente multitudinaria, es la fe que moviliza a los fieles a llegar caminando a visitar la Iglesia en la cual se encuentra su bendita imagen, a agradecer y a pedir. El cierre de la peregrinación es con la santa misa, dedicada a la vírgen.

Como perlita podemos recordar que los Húsares de Pueyrredón, lucieron en sus pechos unas cintas que podrían ser consideradas una escarapela, un distintivo, que tenía 38 cm de longitud (como la altura de la imagen de la vírgen) y eran de color celeste y blanco, como su túnica y su manto.

Este año, más que nunca, pidamos a la vírgen que bendiga y proteja a la Argentina, que está atravesando una de las peores crisis de la Historia, con mucha pobreza y hambre, con inseguridad y carencias de todo tipo, lamentablemente, por los malos gobernantes que han perjudicado tanto a nuestro país.

Susana Espósito - Noticia publicada el miércoles 3 de mayo - (Cantidad de caracteres: 2803)