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Contradictorio: ¿Cómo puede un gobierno libertario imponer la propina obligatoria?
Desde hace unos días se dio a conocer que el Gobierno habilitaría a los bares y restaurantes a incorporar la propina obligatoria y la mayoría de los argentinos manifestó su desacuerdo a esta gran contradicción (entre otras). ¿Un gobierno libertario, imponiendo la propina obligatoria?, ¿no tenemos la libertad de elegir si dejar o no dejar propina?
Esta decisión implicaría que se incluya como un adicional en la cuenta para que los clientes puedan abonarla con tarjeta o billetera virtual.
Hoy, la propina está prohibida por el convenio de los gastronómicos, pero siempre se ha dicho que la propina es la parte más importante de los ingresos de mozos y camareras. Ahora, el Gobierno nacional quiere regularla.
El tip no está especificado en el listado de 27 funciones particulares del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, pero el área a cargo de Federico Sturzenegger está trabajando en un decreto que formalizará la propina para habilitar su inclusión en el ticket.
Reclamo histórico de los gastronómicos, el tema de la propina explotó en los últimos meses. Al recorte de este ítem que muchos consumidores vienen aplicando por la disparada inflacionaria, se sumó la expansión del pago con tarjeta de crédito y billeteras virtuales.
A la hora de abonar la cuenta, el “no tengo efectivo” para la propina empezó a ser la moneda corriente. Los restaurantes rechazan incluirla en el cobro con tarjeta o QR porque, aseguran, no es parte del salario ya que queda al arbitrio del comensal. Sería un pago a voluntad que le hace el cliente al camarero, sin que el restaurante tenga nada que ver en el medio.
Según dirigentes gremiales, de acuerdo al restaurante, la propina duplica el salario que percibe un trabajador gastronómico y hasta puede cuadruplicarlo en los de mayor categoría. También, señalan, en el rubro hay una alta evasión fiscal y el no blanqueo de la propina la propicia.
Históricamente, los gastronómicos cobraban propina y también un laudo, que la dictadura militar eliminó en noviembre de 1981. El laudo era un ítem incluido en la cuenta que pagaba el comensal y todos los días aumentaba un pozo que a fin de mes se repartía entre todos, según un puntaje para el mozo, el asistente de cocina, y así todo el personal. Era una forma de compensar a quienes no recibían propina por no estar en el salón.
El decreto no hablará de laudo sino de la propina: dejará bien en claro que no es parte del salario, y como tal no pagará cargas sociales. Pero al permitirla y regularla, se incluirá como ítem en la adición, al igual que ocurre en otros países como Estados Unidos, Brasil o Uruguay.
No obstante, la propina no será obligatoria: seguirá quedando a libre arbitrio del comensal pagarla y cuánto.
“Al argentino siempre le parece exagerado dejar más del 10% y amarrete dejar menos”, puntualiza Dante Camaño, secretario general de la seccional Capital de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) sobre el número que es uso y costumbre del uso y costumbre que es la propina.
Sin embargo, por varias razones ese porcentaje muchas veces no se alcanza. Hay clientes que lo calculan estrictamente según el grado de satisfacción con el servicio; otros, que a la hora de abonar una cuenta que les suena abultada, recortan por la gratificación para el mozo; otros no tienen en claro el peso que tiene en el salario del personal; y también está el que quiere dejar, pero no tiene efectivo.
“Hoy, en una cena para cuatro personas en un restaurante de buen nivel estamos hablando de entre $ 200.000 y $ 250.000. Tenés que ir con una bolsa de plata”, plantea Juan José Bordes, secretario gremial de la UTHGRA.
Lo cierto es que en los últimos tiempos, mucha gente, apenas pueden comer en sus casas y mucho menos pueden hacerlo en un restaurante. Es un lujo que pocos pueden darse o algunos, haciendo cierto sacrificio, van una o dos veces al año, porque no está dentro de su presupuesto y mal pueden pensar en dejar un 10 o 15% de propina, que representa bastante.
Sería bueno que los dueños de los restaurantes pagaran buenos sueldos a sus empleados y luego, la propina es un premio que el comensal deja o no, de acuerdo al grado de satisfacción por el servicio recibido. En definitiva, el mozo hace el trabajo para el que fue contratado y aceptando el sueldo que le ofrecen, por llevar la comida a una mesa y luego retirar el servicio.
Susana Espósito - Noticia publicada el: Lunes 22/07/24 - (Cantidad de caracteres: 4489)
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